domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Qué me inspira...

Desde siempre, escuchar música, entre otras cosas, me ha hecho imaginar historias o situaciones, o me ha hecho sentir de diferentes maneras, y siempre quise compartirlo con el mundo. Mientras escuchaba música de mi reproductor, cuando saltó esta canción, me acordé de esto, y decidí que era una muy buena canción para empezar con esta sección.

Se trata de "I'm Alive" de Helloween.

http://www.youtube.com/watch?v=OiZoGwXcP50

"Siempre había sido una persona solitaria, y estaba acostumbrado a ello, o al menos eso era lo que se decía a sí mismo. No es que no se relacionase con la gente, de ser así no podría tener un empleo, o ya digamos comprar comida en supermercado, pero no tenía amigos. Nadie con quien tomar algo de vez en cuando, con quien ir al cine, o charlar sobre las trivialidades más absurdas sólo comparables a las salidas de la cabeza de algún guionista de televisión. Nuestro protagonista, llámemosle Tim, era la mediocridad hecha persona. Meramente existía, como otros tantos en este mundo, procurando dejar la menor impresión posible y pasar desapercibido tanto como estuviese en su mano. ¿Por qué? No lo sabía ni él mismo, pero quizá fuese porque era cómodo. Si no se destaca, o no se quiere, no se esperará nada de uno, y por lo tanto no habrá decepciones o responsabilidades.
Se levantaba temprano, se saludaba a sí mismo en el espejo, y tras desayunar y prepararse acudía a su trabajo. Se llevaba bien con sus compañeros, pero no tanto como para ser cercanos. Si acudían a él con alguna petición o cualquier cosa él interactuaba, pero no mucho más. Por eso, muchas veces decían de él que era un antipático, o que era raro. Después, volvía a casa y veía en la televisión o leía, y allí veía cómo otras personas vivían experiencias que parecían a la vez tan cercanas y distantes que la mera contradicción al pensarlo le quitaba las ganas de seguir dándose cuenta de ello y se iba a la cama. Y así pasaban los días. Misma rutina, sin cambios. Cada mañana pensaba que aquél sería otro día gris, sin luz. Y la profecía se cumplía.

Hasta que llegó él.
El nuevo.

Era el aire fresco de la mañana. La vitalidad encarnada. Un ser que desbordaba optimismo por todos los poros de su cuerpo. Tanto que hasta algunos de sus compañeros pensaban si no estaría loco, o tendría alguna de esos desórdenes de los que tanto se hablaba en Internet. Pero Alf, como quería que le llamasen, no era un loco. Simplemente era alguien que sabía por experiencia que la sonrisa era la mejor arma contra el desánimo, y encontró en Tim un objetivo a cumplir: en él había un potencial desperdiciado que había que sacar. No lo dejaba tranquilo. Siempre que podía, iba a hacerle compañía, pues no podía ser que estuviese siempre solo. Para el pobre desafortunado aquél tipo era una lapa. Con lo tranquilo que él estaba sin que nadie se preocupase por su existencia...

Semanas después, Tim era una persona totalmente diferente. Ya no era el aburrido ser que meramente existía, solitario, con el que la gente no quería tratar a menos que fuera necesario. Había cambiado de actitud ante la vida: se había comprado una mascota para hacerle compañía en casa, y ahora salía a hacer cosas divertidas. ¡Hasta se había echado novia, un día que se vio arrastrado como paso último del programa de Alf! Todo ocurrió cuando tras gritarle que por qué no le dejaba en paz, que sólo quería vivir al día en tranquilidad, le respondió algo con lo que no contaba, y fue un discurso tan motivador, que no pudo hacer más que callar y dejarse guiar a un nuevo y más feliz mundo. Y es que cuando a uno le dicen que es un rey, y que si no puede ver si corona, que por qué no hace algo, pues como que uno se lo piensa. Le enseñó que allí fuera había un mundo lleno de cosas que descubrir y por hacer, incluso un potencial que no esperaba tener dentro de él y que tenía que dejar salir. Pero lo que más le gustó a Tim y lo convenció fue que el otro le llamase amigo. Que se refiriese a sí mismo como un amigo al que necesitaba, y que juntos podrían cantar que estaban vivos.

Por fin veía el sol en la mañana. Y podía gritar: ¡Estoy vivo!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario