sábado, 21 de septiembre de 2013

Entre burbujas y vapor

Afuera llovía.

 El agua que caía empapaba el suelo y aquella que no era absorbida se acumulaba formando charcos en los llanos o discurría en las zonas de pendiente, como si de pequeños ríos cual tortugas recién nacidas buscando el mar que les dará cobijo se tratase. La imagen, típica de cualquier otoño o invierno en aquella ciudad era hermosa y a la vez triste: el sol, allá en lo alto, veía sus esfuerzos por calentar y dar luz a la superficie del planeta frustrados por una masa de nubes oscuras e intransigentes que le oponían resistencia como si estuvieran diciendo "por aquí no vas a pasar"; no invitaba para nada a salir de las paredes de un cuarto,sino al desánimo y a simplemente quedarse mirando cómo el agua, y el tiempo también, fluían a lo largo de aquella tarde.

Pero no es sólo fuera donde el agua corre. En este caso es agua caliente, frente a la fría que cae en el exterior por consecuencia de la condensación del vapor en la atmósfera. Y qué curioso, que también aparece vapor en el interior del edificio. Alguien está abriendo el grifo en la posición del agua caliente. Llega la otra persona que vive en ese mismo lugar. Mientras deja un paraguas ajado, roto por una lucha feroz contra el ímpetu del viento y de la lluvia y haberla perdido, todo por proteger a su amo, quien amorosamente lo deja en un paragüero y le dedica unas cariñosas palabras prometiendo llevar a repararlo, y mientras está en ello oye un sonido a través de la puerta. La puerta hace lo posible por que el sonido se quede dentro de la habitación, pero no lo consigue y deja pasar una voz que canta melodiosamente con toda la potencia que le es posible mantener, creyendo que el ruido del grifo es suficiente para suavizar su volumen. "Al menos canta bien", piensa, y abre la puerta para saludar dado que no le devuelven el saludo que profiere nada más cruzar el umbral del hogar.

La estampa era la siguiente: la otra persona, totalmente al contrario que la recién llegada, que llegaba cubierta hasta los topes con ropa empapada de agua fría, estaba rodeada en vapor procedente del agua caliente que salía del grifo y llevaba como única vestimenta la ropa interior y un par de guantes de goma de fregar los platos, actividad a la que se está dedicando en ese momento. Vapor y burbujas por doquier son el resultado de un exceso en la temperatura del agua y de la cantidad de jabón empleado en la esponja, que no hace más que soltar espuma al ser apretada. "Sin espuma a montón, la limpieza no es más que un tostón", es su lema. Se da cuenta de la puerta abierta, dedica un simple "Hola.", y sigue con su serenata, como si no pasara nada.

"Qué dura es la convivencia...."

2 comentarios:

  1. Tanto detallismo al principio me indujo a pensar que sería un texto sencillo y sin mucho contenido. ¡Cuán equivocada estaba! Me ha parecido una escena muy curiosa, un contraste brillante entre el frío de la calle y el calor del hogar, unas pinceladas de erotismo velado y un posible comienzo de una historia. ¿Debería esperar continuación?

    En todo caso, por aquí seguiré.

    Un frío beso.

    Emily

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  2. Eu quero saber como se chama a persoa con roupa interior e guantes!!

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